Las mujeres de la guerra
de María Eugenia Martínez Bernal
Basada en textos de la tragedia griega, Las mujeres de la guerra es un canto desgarrado de cuatro heroínas griegas frente a la adversidad.
Fragmentos de varias tragedias griegas que se entrelazan para ofrecer una visión contemporánea de la profunda pérdida y el desarraigo de la mujer cuando la guerra la despoja de todo lo que ama: su tierra, su familia, su casa, sus sueños.
En la primera escena Hécuba, la anciana reina de Troya, aguarda en la playa un cruel destino, la esclavitud. A sus espaldas un mundo devastado por la guerra, ante sus ojos la más absoluta incomprensión al sufrir la soberbia gratuita y desmesurada del vencedor.
Tras el lamento de Hécuba, arranca en la segunda escena el desvarío virginal de Casandra, la pureza de la juventud que se escuda en la locura para escapar al horror de la guerra. Casandra embarca vaticinando su propia muerte, disfrazada de canto nupcial con el general vencedor.
La tercera escena nos presenta otra faceta de la mujer, la de la esposa y madre. Esposa enamorada que ha visto morir en sus brazos al hombre que amaba para defender el honor, la dignidad, la virtud... palabras que ahora a su viuda le quedan demasiado grandes para proteger la vida indefensa de su hijo, el heredero de Troya. Andrómaca trata inútilmente de librar de la muerte a ese niño que un día podría levantar la ciudad de sus cenizas.
En la cuarta escena Hécuba entierra el cuerpo del infante despeñado de las torres calcinadas de la ciudad. Ya no queda nadie en la playa, ella es la última en embarcar, en abandonar su patria, sus costumbres, su tierra, en pos de lo desconocido.
En la última escena es una mujer enemiga, una griega, la que va a de alguna forma a impartir justicia y a redimir parte del dolor causado a las mujeres durante la guerra. Clitemnestra aguarda ansiosa la llegada del vencedor, el general Agamenón. Una espera de años de abandono y de rabia que acabará con el asesinato del rey, el causante de tantas miserias.
